sábado, 9 de abril de 2016

VIDA DE TUTANKAMON

TUTANKAMON
Faraón egipcio de la XVIII dinastía (1372 - Tebas, 1354 a. C.). Tutankamón era yerno del faraón Akenatón, que murió sin dejar hijos varones; por ello le sucedieron sus yernos, Semenkera y Tutankamón. Este último, hermano del anterior, accedió al trono hacia el 1360 a. C. De hecho, hasta la muerte de su suegro, Tutankamón llevó el nombre de Tutankatón, en honor del dios solar Atón, cuyo culto había impulsado Akenatón con carácter casi monoteísta.


Tutankamón  restableció el culto tradicional y, el poderío de los sacerdotes de Amón. Devolvió la capitalidad a Tebas; y, para simbolizar estos cambios, sustituyó su propio nombre por el de Tutankamón (que significa «la viva imagen de Amón»).
Llamado el faraón niño por la temprana edad en que asumió el trono, Tutankamón murió cuando sólo contaba 18 años y llevaba seis de reinado.

Tutankamón debe su fama a que su tumba fue la única sepultura del Valle de los Reyes que llegó sin saquear hasta la edad contemporánea; su descubrimiento por Howard Carter en 1922 constituyó un acontecimiento arqueológico mundial, mostrando el esplendor y la riqueza de las tumbas reales y sacando a la luz valiosas informaciones sobre la época.




La tumba de Tutankamón
La tumba de Tutankamón es de proporciones modestas y no presenta grandes ornamentos, posiblemente debido a la repentina e inesperada muerte del joven soberano. No obstante, sus cuatro salas (la antecámara, la cámara del tesoro, la cámara sepulcral y el anexo) contenían intacto el tesoro funerario completo del faraón, y constituyen por ello un inapreciable tesoro arqueológico. Contando más de cinco mil piezas, desde los objetos más sencillos y cotidianos hasta los adornos más exquisitos.
Las paredes de la cámara sepulcral eran las únicas decoradas con pinturas referentes al ritual funerario y al entierro del monarca. La antecámara contenía multitud de estatuas de animales: dos vacas que representan a Meheturet, diosa egipcia de la fecundidad, dos efigies de la leona Mehet y una figura de Anmut con cuerpo de guepardo y cabeza de hipopótamo. Había además arcas pintadas con incrustaciones, vasos de alabastro y otros objetos.
Uno de los muebles más preciosos era el trono, recubierto de oro y piedras preciosas, con patas de león y serpientes aladas sobre los brazos.
 La cámara sepulcral estaba toda ella ocupada por un gigantesco armario de madera recubierta de oro, y que contenía otras tres encajadas en su interior, también de madera y oro. En el espacio comprendido entre las paredes y la capilla se encontraban los remos que servían para navegar por el más allá y otros objetos. Delante de las puertas de las capillas se depositó un vaso de perfume de alabastro, con aplicaciones de oro y marfil.
Dentro de la última capilla se hallaba un gran ataúd de cuarcita con tapa de granito rojo, que contenía también en su interior otros tres sarcófagos encajados. El último de ellos, de oro macizo, conservaba el cadáver momificado del faraón, con el rostro cubierto con un máscara de oro con incrustaciones de cornalina, lapislázuli, turquesas y otras piedras preciosas; por lo general, se piensa que tal máscara constituye un retrato idealizado del difunto. En los vendajes de la momia se habían depositado numerosas joyas y amuletos.
Todos los tesoros encontrados en la tumba se encuentran en la actualidad en el Museo de El Cairo, y su contemplación requiere varias horas al visitante debido a la gran cantidad de objetos que se encuentran en el museo.
Muerte de Tutankamón
Un grupo de científicos analizó cuidadosamente todas las piezas de su esqueleto. Gracias a sofisticados escáneres y un complejo trabajo de investigación, los científicos lograron recrear la imagen de Tutankamón

Tutankamón sufría un grave estado de salud, y habían desmentido las hipótesis de asesinato y muerte por accidente de carruaje. Sé confirma  que  el rey Tutankamón  sufría graves malformaciones congénitas, que le causaron su prematura muerte, que nada tuvo que ver con un asesinato o un accidente.
La imagen es reveladora. Tutankamón era un joven enfermo y feo, todo lo contrario a lo que imaginábamos previamente. Tenía caderas anchas, dientes de conejo, y un pie chueco. Los científicos creen que la deformación de su pie era causada por la enfermedad de Kohler, una rara afección de los huesos. 
Además se reunió suficiente información genética como para sostener que los padres de Tutankamón eran hermanos, lo cual podría ser la causa de sus malformaciones y dolencias. El incesto era una práctica común entre la realeza del antiguo Egipto, pero claro que no se conocían los posibles problemas de salud que podía sufrir el feto. 
La maldición de Tutankamón
 Con todo, el descubrimiento de la tumba de Tutankamón  La amplia resonancia y el interés que despertó en todo el mundo se prolongó artificialmente atribuyendo la muerte del mecenas de la expedición, Lord Carnarvon, a «la maldición de Tutankamón», la cual pasaría a la literatura de terror.
Con la muerte de Lord Carnarvon y de otras personas vinculadas con el hallazgo; hacia 1930, la prensa computaba ya veintitrés víctimas de la maldición. Sin embargo, la relación de muchas de ellas con las excavaciones era nula, y la causa de su fallecimiento era casi siempre tan corriente como la del propio Lord Carnarvon, que había fallecido en abril de 1923 por la infección de una picadura de mosquito. Creado ya un misterio donde no lo había, se buscaron también explicaciones científicas del mismo, y se atribuyeron las defunciones a esporas de hongos u otros tóxicos contenidos en el aire enrarecido de la tumba, obviando el hecho de que Carter y casi medio centenar de personas que participaron directamente en los trabajos seguían vivos.



La tumba de Tutankamón




La maldición de la tumba de Tutankamón 


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